13/1/13

Aquella niña


Surcaste los cielos y la inocencia de mi niñez
Sin importar el temblar de mis piernas
Ni el urgir de la sangre por mis venas
cuando desarropaste mi timidez
con tu rostro de angelical belleza
como quien abre un tesoro por primera vez.

Fuiste la aurora cuando me despertó el amor
cuando mi cuerpo pusiste frío a pesar de mi calor
 y humedeciste mi piel de miedo y sudor
cuando mis labios intentaron hablarte
y sólo el murmullo cobarde escuchaste de mi voz.

Fuiste la meta que nunca crucé
el amor que había soñado…
mas no supe enfrentar la batalla como soldado
en la guerra que nunca libré…
perdí lo que nunca había ganado
y desperté de un sueño truncado
que tan sólo soñé.

Fuiste aquella niña que mis ojos querían ver
cuando el miedo mis rostro quería esconder
pues aún mi corazón no sabía palpitar
y mi voz tampoco sabía expresar
lo que había nacido en mi inocente alma
y que al verte o simplemente en ti pensar
me hacía perder la calma…
una flor en mi corazón quería retoñar
cuando tus pupilas me empezaban a mirar.

Fuiste mi amor frustrado
también mi sueño añorado
que solo pude soñar
en mi cotidiano vivir
fuiste un rojo carmesí
que corrió intensamente
por todo mi corazón
hasta arropar mi mente
a hacerme sentir la pasión
de aquel niño enamorado e inocente.

1 comentario:

  1. Los hermosos recuerdos de la infancia mitigan muchas vecesde las angustias del presente. Saludos, poeta

    ResponderEliminar