Mujer de pecho frío
con sus quejidos en silencio
desesperada
no soporta ya ni su aliento
ni el peso de la cruz que su amado
en su rutina le ha puesto.
Amado
que forma de amar
en su rostro no cabe un beso
pues lo arropa un sólo golpe
y aún está demasiado leso.
En su cabellera encrespada
penden los recuerdos
que no quiere recordar
los que a cada minuto en silencio
le hacen llorar
de rabia o quizás de impotencia
al no encontrar quien de repente
y para siempre
le haga borrar su existencia.
De sus gemidos ojos
no derrama una lagrima
derrama gotas de sangre
embarradas de dolor
como aquel día que a la fuerza
le arrebataron su pudor.
Tumba fría
que guarda tantos recuerdos
flores marchitas que ya no siente
el olor del sufrimiento
que pena mujer
que tú estás muerta
y tus vástagos ahora viven sin ti
en el mundo de los huérfanos.
